Los veranos húmedos causan problemas especiales a los molinos y a los panaderos: los campos de cereales integrales, trigo, centeno y maíz, están infestados de Fusarium. Se trata de mohos que liberan sus toxinas en los granos de los cereales. Cuando se ingieren con los alimentos, pueden tener un efecto dañino para las células y deteriorar el sistema inmunitario. Los bebés y las personas con un sistema inmunitario alterado corren peligro.

La infestación recurrente por Fusarium en los campos de cereales plantea problemas especiales al cultivo de plantas. Hasta ahora, no existen plaguicidas eficaces contra los hongos venenosos.

Para el consumidor es traicionero que no pueda saborear ni ver ni oler las pequeñas cantidades del veneno de los hongos que se producen en alimentos como el pan. Con el procesamiento, el contenido de toxinas de moho puede reducirse, pero no borrarse.

Un estudio de la Universidad de Hohenheim ofrece ahora ayudas de orientación. De las sesenta muestras de cereales tomadas en el sur de Alemania, los cereales convencionales tenían un mayor contenido de toxinas indeseables de Fusarium que los cereales ecológicos.

El uso de productos ecológicos merece la pena para los fanáticos de la harina integral, ya que los cereales o la harina integral contienen más venenos de Fusarium que la harina blanca. Si se considera toda la cadena alimentaria, las harinas blancas ecológicas también salen ganando, porque los componentes residuales del grano acaban en los piensos para animales -o en los extractos de salvado de trigo para el consumo humano- y, por tanto, en algún momento vuelven al plato del consumidor.

Consejos
Conserve el pan siempre seco y aireado.

Lave el recipiente del pan una vez a la semana con agua con vinagre.
El clima húmedo y cálido favorece la aparición de moho.

El pan de molde enmohecido debe desecharse en cualquier caso
La formación de moho en las barras de pan puede recortarse en una zona amplia y seguir comiendo el resto del pan.

Autor: Brigitte Neumann