Rollos de cebollino fresco en el pan y las primeras puntas de perejil en la sopa: una delicia para todos los que ahora también buscan la luz de la primavera con su dieta.

La humanidad conocía el poder de las hierbas desde mucho antes de Hildegard von Bingen, la gran mística de la Edad Media. Desde tiempos inmemoriales, las mujeres han recogido una gran variedad de especies en los bordes de los bosques y en las laderas de las montañas áridas. A menudo trataban a los enfermos, y a menudo los quemaban en la hoguera como brujas a principios de la Edad Moderna (entre 1560 y 1650).

Sus conocimientos no eran de brujería, sino de tradición y experiencia, observando y aprendiendo lo que la naturaleza ofrece en hierbas curativas, vigorizantes y fortalecedoras de la defensa.

Los análisis modernos han descubierto hace tiempo que el perejil, el cebollino y muchas otras hierbas frescas son ricas en vitaminas, minerales y aceites esenciales como sabores y olores. Muchas hierbas necesitan suelos más bien áridos con mucha luz y sol para formar ingredientes ricos.

Las mujeres herbolarias conocían los mejores momentos y lugares de recolección. Integraban sus acciones en el ciclo de la naturaleza. Este conocimiento sigue vivo. Ahora es el momento de comer pan de cebollino fresco: picante, un trozo de naturaleza viva.

Pistas

Recoge las hierbas frescas en las primeras horas de la mañana

Las hierbas cultivadas orgánicamente tienen un mayor contenido de aceites esenciales

Las hierbas amargas favorecen la actividad digestiva

Adereza tu pan de jamón con pasta de ajo silvestre

Autor: Brigitte Neumann